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LA SEÑAL QUE NOS UNE

De acuerdo con el informe de CONATEL del 2019, solo 4 de cada 10 venezolanos, tiene una línea de celular activa. Esto es menos de la mitad del país. Tan solo entre 2018 y 2019 se han perdido 7.254.882 líneas  2

Maita sale de su casa, atraviesa el patio de tierra que comparte con dos de sus hijas y cierra la reja de zinc tras ella. Con una pierna inflamada, a causa de una caída hace dos semanas atrás, camina por las escaleras cinco casas más abajo. Saca el celular, marca un número e intenta hacer una llamada. 

En el barrio La Pedrera, en Antímano, una de las parroquias más antiguas de la ciudad de Caracas y la principal zona industrial de la capital, cuando se necesita comunicarse con alguien hay que intentar. Intentar y buscar la manera, como dicen aquí, de que el celular agarre señal. 

“Yo digo que es por la zona de acá arriba. Uno baja a Antímano y allá tú consigues. La señal de Movilnet está completa, te llegan todos los mensajes que no te llegaron y Movistar funciona perfectamente, pero acá arriba no”.

Cuando las ruedas del jeep dejan atrás la calle de cemento, el chofer cambia a primera y sube por la vía de arena rojiza, la señal del celular comienza a caer en picada hasta que una equis, en la esquina superior derecha de la pantalla, señala que el teléfono se ha quedado sin servicio. 

Movilnet, la telefonía del gobierno, y su eslogan “la señal que nos une”, no logra unir ni acortar la distancia con una llamada, de los 587 kilómetros que hay entre Maíta y sus hijos en Ciudad Bolívar, en el oriente venezolano.

“Aquí donde estoy no tengo nadita de señal, nada. Entro pal cuarto y no tengo nada de señal. Salgo pa que Rosa allá abajo y eso se funde lindo y bello. Agarro pal fondo allá donde Romelia y eso se funde”. 

Maíta habla con esa soltura de matriarca de 9 hijos y 17 nietos. Su teléfono, que solo sirve para enviar mensajes y recibir llamadas, es su principal canal de comunicación con su familia, sin embargo, cada vez que está en su casa en Antímano no logra comunicarse por ese medio.

 Principalmente ahora, que no puede moverse por la pierna, se queja de lo difícil que se hace saber de sus hijos.  

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La Pedrera es un barrio alto y de calle de tierra en las que sus habitantes viven sin muchos de los servicios básicos, porque “esos llegan hasta allá abajo, en la redoma”, como dicen ellos.

 

Para llenar el tanque de agua, por ejemplo, las mujeres de esta casa caminan 150 metros con una manguera sobre el hombro hasta la toma más cercana. Caminan para cargar agua. Caminan para enviar un mensaje. Caminan para hacer una llamada con el celular en la mano buscando recepción.

En una tabla que hace de mesa, en un rincón del cuarto, Belkis coloca el celular cuando quiere enviar un mensaje o espera una llamada importante. Belkis es una de las hijas de Maita que vive en la casa de al lado, dentro del mismo terreno. Su teléfono de línea Movistar, otro proveedor de servicio telefónico, tiene mejor cobertura en la zona; sin embargo, la señal no agarra en todo el lugar, ni siquiera en toda su casa.

A diferencia de su mamá, Belkis tiene un celular inteligente; sin embargo, no puede moverlo de sitio para que salgan y entre todos los mensajes. Si Belkis se sienta en el patio de su casa, por ejemplo, su celular marca sin servicio. Si está en la sala o la cocina, ocurre lo mismo.

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Desde febrero de 2020 Belkis trabaja ayudando a su hija monitoreando redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram. Aunque las utiliza todos los días para trabajar, ver noticias en redes o portales digitales es algo impensable para ella porque “los datos están muy caros como para utilizarlos en esas cosas”. 
 

En la zona no hay líneas telefónicas de Cantv, la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela, empresa estatal de telecomunicaciones del país. Por ese motivo, no puede colocar Internet en su casa. Los proveedores de servicio de Internet tampoco llegan a la zona. Para trabajar utiliza un internet portátil de Movistar, al que le va y viene la señal y que cuando termina de trabajar Belkis apaga y guarda en su cuarto. Ese es el único Internet de las tres casas del patio de Maita.

 

Aunque Belkis dice que en Internet se encuentra todo, no cree que sea necesario para informarse. Ver las noticias es tan sencillo como prender la televisión y listo. La radio la escucha muy poco y la prensa no la compra. Sin embargo, su televisor siempre está prendido al mediodía para ver noticiero de Televen de ese día. 

Prender la televisión y listo. Eso es todo lo que tiene que hacer una persona que desee saber las noticias para Belkis. El problema, para ella, es que muchas personas están cansadas de que todo sea política, política y política. “Hay gente que ni ve las noticias. Como para no enfermarse, para vivir el día a día y no están pendiente, estando desconectados de todo”.

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